…
—No entiendo cómo puedes estar tranquila, después de todo lo ocurrido —Dijo Hernández visiblemente irritado, su áspera cara y su nariz gruesa, brillaban por el sudor a la luz de la lámpara aérea, en el centro de la habitación.
— ¡Habla de una maldita vez!— vocifero impaciente, mirándola con desdén, dando un fuerte golpe a la vieja y rallada mesa de metal, sonando aquel golpe como un trueno dentro de una caja.
Esposada a la silla con los brazos cruzados en su espalda, aquella mujer se mantuvo cabizbaja, contemplando la mesa con la mirada perdida y cara inexpresiva, sin inmutarse ante las preguntas de Hernández. De tez pálida, perturbadora belleza y cabellera de apariencia grasosa, despedía un olor desagradable, como si tuviese unas cuantas semanas sin tomar una ducha, llevando al menos casi tres horas en un fuerte interrogatorio sin pronunciar palabra alguna.
Desdémona era la única palabra que había…
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Igual su interlocutor no era el adecuado, a mí me ha echo querer mas de esa historia
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Holaaa gracias por leerme… un abrazo.
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A ti 😉
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Tienes facebook o tiwtter?
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Facebook si pero no lo uso apenas. Zamoranitabagu por si quieres
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si… voy a agregarte de una vez.. gracias 🙂
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